Salimos a las 8:20 en dos autobuses de la empresa Vivas, y llegamos a Valladolid poco después de las diez. Nos dejaron en la Plaza de San Pablo, cerca del lugar de nacimiento de Felipe II, y al lado del que fue Palacio Real durante cinco años, desde 1601 a 1606, ya que en esas fechas Felipe III mudó la capital de Madrid a la capital pucelana. Tras un ligero almuerzo, visitamos el Museo Nacional de Escultura, que alberga impresionantes muestras del arte en madera policromada, y que además está situado en el fastuoso Colegio de San Gregorio, que data de tiempos de los Reyes Católicos. Durante una hora pudimos admirar las obras de Juan de Juni, Gregorio Fernández, y muchos otros.
Al salir, y tras un refrigerio, nos encaminamos al Museo Oriental de los Padres Agustinos. Llegamos andando, en poco menos de media hora. Consta de dieciocho salas de arte chino, filipino y japonés, que constituyen la mejor colección de arte oriental de España. Tuvimos que dividirnos en varios grupos, ya que éramos más de ochenta personas. Algunos tuvimos el privilegio de ser guiados por el P. Blas Sierra de la Calle, el responsable del museo y autor de un buen puñado de libros sobre temas orientales. Impresionados por todas las colecciones que pudimos contemplar, al salir comimos nuestros bocadillos en el ameno Parque Campo Grande, disfrutando de la compañía de ardillas, patos, gansos y pavos reales. Después paramos brevemente en la Plaza Mayor, donde vimos la escultura del Conde Ansurez, fundador de la ciudad por orden del emperador Alfonso VII de León. A continuación fuimos a pie hasta la Plaza de Poniente, donde nos recogieron los autobuses. Un día intenso en el que nos acompañó el sol y el buen tiempo…